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La labor de madre, una historia de amor y valentía sin fin en Tarija

En Tarija 23.290 ancianas trabajan y con ello pese a su edad siguen manteniendo a sus hijas, hijos o a sus nietos. “Así es el amor de la mamá, cuando ya no hayamos entonces van a saber qué era”, dice Agustina de 85 años mientras se seca las lágrimas

Fuente: Danitza Pamela Montaño T/Tarija Conecta

27/05/2023

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“Así es el amor de la mamá, cuando ya no hayamos entonces van a saber qué era”, dice Agustina de 85 años mientras se seca las lágrimas y se apoya en un palo de escoba que le sirve de bastón. Ella vende hortalizas en la feria de Villa Fátima, tiene 85 años y el cuerpo ya no le responde como antes, pero cuando se le habla de trabajo y de sus hijos; sus pequeños y nublados ojos brillan y es entonces cuando dice que trabaja hasta ahora para apoyarlos.


Esta historia nos deja en claro que ni el pasar de los años, las penas o enfermedades pueden en contra del amor de una madre, un sentimiento invencible que se reinventa y se proyecta en la vida de todo hijo.


En Bolivia el Día de la Madre se celebra, en conmemoración al 27 de mayo de 1812, fecha en la que las Heroínas de la Coronilla, se enfrentaron al ejército español comandado por el general José Manuel de Goyeneche, cuando intentó tomar la ciudad de Cochabamba.


En Bolivia, incluida Tarija, la valentía de todas las mujeres del país sale a flote a diario y aunque las batallas ya no se hacen cuerpo a cuerpo, cada mujer vive una lucha diaria hasta su vejez.


En Tarija hay 43.154 adultos mayores. Del total, 23.057 están obligados a trabajar. Es decir el 50 por ciento. La mayor concentración de los adultos mayores se encuentra en un rango de edad de entre 64 y 95 años, sumando 23.290 mujeres adultas mayores trabajan. Los datos provienen del Instituto Nacional de Estadística.  


Agustina Gálvez tiene setenta años, apenas recorre la calle Domingo Paz, lleva en su temblorosa mano izquierda un saquillo azul y en la otra mano un retorcido palo traído de Erquiz, comunidad en la que vive.


Como si fuera un ritual, revisa los basureros y con el palo arrastra hacia sus pies algunas botellas plásticas que “por suerte” encuentra en la calle. Ella es madre de cinco mujeres, aunque cuenta que dos de ellas murieron por infecciones intestinales antes de cumplir el año de vida, dos se casaron y Carmela, la última, vive con ella.


La hija que sigue a su cargo tiene síndrome de Down y a pesar de que Agustina dice no saber mucho sobre la enfermedad, cuenta que hasta ahora ambas han podido salir adelante. “Tengo que trabajar no hay de otra”, dice mientras revela que no recibe ayuda económica de ninguna de sus otras hijas.


Cuándo se le pregunta con quién dejará a Carmela si a ella algún día le sucede algo. De inmediato derrama lágrimas y dice “A Dios nomas, a Dios, por eso ahora que puedo me la cuido y trato de no morirme”.  Dicho esto, sumergida en una gran preocupación, se da la vuelta y continúa con su trabajo.


Ser madre y abuela hasta el final

En nuestro país ya se ha hecho común que los padres se hagan cargo de sus hijos incluso hasta la vejez por diferentes circunstancias. Y si por algún motivo su labor termina, continúan su tarea con sus nietos. Muchas mujeres, pese a los años continúan cumpliendo un rol fundamental en sus hogares, ya sea como sustento económico de hogar o como niñeras de los nietos.


Para algunas ancianas la vejez es una alegría, pero para otras un sufrimiento. Más aún, lo que destaca siempre es ese amor a la familia que las hace invencibles.


"Solamente las wawas" (hijos o hijas en idioma aymara) nos dan alegrías, tengo una hija y un hijo, ellos se acuerdan de nosotros. Cuando vienen a visitarnos nos hacen alegrar, estos hijos y nietos son como flores para mí. Ellos son mi única alegría, cuando éramos jóvenes no podíamos saber cómo es lindo tener familia con nietos", cuenta Lucinda de 80 años.

"A veces ni para comer tengo, - qué vamos a hacer ahora - pienso. A veces le digo a mi hijo: - no vamos a comer, para pagar la luz guardaremos, comer sin comer vamos a andar-", revela Carmen de 70 años, quien continúa trabajando a su edad.


"Para mañana no más cada día se gana. Cuando no hay nada no comemos nada ese día, dormimos sin comer nada, se duerme y espera al otro día", cuenta Agustina de 85 años.

"Ambos sufrimos porque ambos estamos viejos, ambos trabajamos, él se enferma y yo le tengo que atender, a veces yo me enfermo y él me tiene que atender también. Así nos acompañamos, que pasará cuando él se muera o yo me muera", dice Felipa de 90 años.


Trabajar hasta morir

De acuerdo a la Defensoría del Pueblo la situación de los adultos mayores en Tarija es muy crítica, debido a que hay una constante vulneración de sus derechos humanos y desconocimiento de la Ley Nº 603 (Código de las Familias y del Proceso Familiar) que en su artículo 33, inciso d. (Deberes de hijas e hijos, tuteladas y tutelados) expresa: “Son deberes de las y los hijos, tuteladas y tutelados: prestar asistencia a su madre, padre o a ambos, y ascendientes, cuando se hallen en situación de necesidad y no estén en posibilidades de procurarse los medios propios de subsistencia”.


Rubros de trabajo

De acuerdo al INE, la mayor cantidad de mujeres adultas mayores en Tarija se concentra en tres actividades económicas: unas 2.758 mujeres trabajan en la agricultura, 2.580 trabajan en el comercio informal y 663 de éstas se dedican a brindar servicios de alojamiento y comida.



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